En tiempos donde se culpa a las mujeres por no querer maternar, y el presidente señala al aborto legal como causa de la baja natalidad, los datos —y la realidad— muestran otra cosa: hablamos de deseo, derechos y condiciones de vida.

Por Juliana Arias

Desde hace unos meses una noticia anda circulando en las redes: “cayó la tasa de natalidad en Argentina, cada vez nacen menos niños y niñas”. Quienes somos fanáticas del “Cuento de la criada”, estuvimos muy atentas a su última temporada, estas noticias y los comentarios en redes se tornaron muy retrógrados, y algo nos hizo pensar, si la serie es solo una ficción o en este mundo desgarrado podría suceder de verdad. Sin ánimo de alarmarnos la idea es derribar algunos mitos.

Sabemos que Milei es misógino y odia profundamente al movimiento feminista, sus ataques verbales son permanentes y desde que es gobierno atacó cada una de nuestras luchas. Una de las principales medidas fue el cierre del Ministerio de Mujeres y Diversidad de Nación, lo que conllevó a la eliminación de 13 programas de asistencia para violencia hacia las mujeres y diversidades.

El presidente Milei durante la presentación en la Cámara de Comercio de Estados Unidos, AmCham, dijo que a las feministas “se les pasó la mano en atacar a la familia, en atacar a las dos vidas”, y que por culpa del aborto legal hoy nuestro país sufre una caída en la tasa de natalidad. Pero hay algo curioso, Milei es un varón cis, heterosexual (al menos presento solo pareja mujeres de la farándula), blanco, ahora judío y de buen posicionamiento económico, tiene 54 años y no es padre, pero ¿cómo? ¿Qué le pasa? ¿no quiere ser papá? ¿no ama a la vida? ¿no quiere salvar al mundo del exterminio humano? Bueno ante tanta hipocresía es hora de sacarse las caretas.

Lo primero que hay que decir es que es muy ridículo pensar que la tasa de natalidad cayo por la legalización del aborto ya que la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo se aprueba a fines de 2020 y según los registros el descenso de la tasa de natalidad comienza en 2014.

De esta manera hay que avisarle a nuestro presidente que no hay ninguna evidencia que muestre que la interrupción voluntaria del embarazo es la única causa del derrumbe de la natalidad. Además, la caída de la natalidad se da a nivel mundial, no solo en Argentina. Esto nos hace pensar un poquito más allá del obelisco.

Datos confiables

Para derribar algunos mitos es bueno ir a datos confiables, y es por ellos que rescatamos algunas variables que anunció María Puglia, directora del área de Géneros de la organización Fundar para explicar el fenómeno multicausal de la caída de la natalidad. Lo primero que ella sostiene es que la caída de la tasa de natalidad es un gran indicador de desarrollo, porque lo que correlaciona negativamente con una natalidad alta es el nivel educativo de la población, se interrelacionan un mayor nivel educativo con una baja en la tasa de natalidad.

Otro factor que menciona es que, a fines del siglo XX, las mujeres ingresaron al mercado de trabajo, lo que provocó que las mujeres debían destinar menos horas al cuidado de personas y del hogar. Igualmente cabe mencionar que, si bien las mujeres ingresaron a trabajos por fuera de sus hogares, no hubo un impacto equitativo en las distribuciones de tareas dentro de los hogares, el trabajo doméstico lo siguen haciendo mayoritariamente las mujeres.

Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) 2021 del INDEC indica que el 88,9% de las mujeres participan de las tareas del hogar, mientras que en los varones se registra solo el 57,9%. Además, las mujeres dedican significativamente más tiempo que los varones al trabajo no remunerado. En promedio, las mujeres dedican 6,4 horas diarias a estas actividades y en promedio, los varones dedican 3,4 horas diarias.

Es decir, las mujeres dedican casi el doble de tiempo que los varones al trabajo no remunerado. Si pensamos en el impacto económico hay que destacar que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa un aporte significativo al Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina, estimado en un 15,9%.

Otro de los factores que impactan en el descenso de la maternidad son las normativas, en los últimos años en Argentina se promulgaron varias leyes nacionales que abordan la salud sexual y reproductiva, garantizando derechos y estableciendo marcos para políticas públicas, el decir, el rol del Estado se vuelve fundamental para poder planear hijos e hijas. Esta perspectiva marca un cambio rotundo con viejos paradigmas ya que al hablar de la sexualidad ya no se centra en el concepto de reproducción, sino también en el placer, deseo y disfrute responsable.

Solo para hacer un pequeño repaso nombraremos algunas de estas leyes: Ley N°25.673 – Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (año 2002) que reconoce que el Derecho a la Salud comprende la Salud Sexual esta ley habla del derecho al acceso a la información, orientación, métodos y prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable y garantiza el acceso gratuito a métodos anticonceptivos.

Por otro lado, la Ley N°26.130 – Régimen de Contracepción Quirúrgica (años 2006) establece el derecho de toda persona capaz y mayor de edad a acceder a las ligaduras de trompas y vasectomías como métodos anticonceptivos permanentes, de forma gratuita en el sistema de salud público y privado, sin necesidad de autorización conyugal o judicial; Ley N°26.150 -Programa Nacional de Educación Sexual Integral. ESI (años 2006) su objetivo es garantizar el derecho de niños, niñas y adolescentes a recibir educación sexual integral que incluya aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

La Ley N°26.485 – de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales(años 2009) es crucial porque reconoce la violencia obstétrica y la violencia contra la libertad reproductiva como tipos de violencia de género.

La Ley N°26.743 – Ley de Identidad de Género (año 2012) permite a las personas trans cambiar su nombre y sexo en el DNI sin necesidad de cirugías o tratamientos hormonales, ni diagnósticos médicos o psiquiátricos. También garantiza el acceso a tratamientos hormonales y cirugías de readecuación corporal de forma gratuita en el sistema de salud público y privado, lo que impacta directamente en la salud sexual y reproductiva de las personas trans.

Y finalmente, la Ley N°27.610 – Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y la Atención Postaborto fundamentalmente legaliza la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación, inclusive. (años 2020)

Teniendo en cuenta todas estas leyes, es un dato más que positivo saber que buena parte de la caída de la tasa de natalidad en los últimos 10 años se debe a la disminución del número de embarazos adolescentes, es decir, que las adolescentes pueden desarrollar vidas más plenas garantizando por ejemplo terminar la escuela. Y por supuesto vivir una sexualidad plena.

Una realidad que aplasta

Para pensar en el debate sobre el deseo o no de ser madre o padre hay algo que no se nos puede escapar, que es el aplastante contexto económico en el que vivimos. Hoy vivir cuesta mucho: alquilar, alimentarse, vestirse. Los salarios rozan la línea de la pobreza, ganar con suerte un millón de pesos no alcanza para cubrir los gastos básicos. Ni hablemos de vacaciones, paseos, consumos culturales, que ya no son más derechos, sino privilegio de pocos.

El Indec publicó hace unos días lo que cuesta tener un hijo/a en Argentina: bebe de menos de un año $410.587; de un año a tres $487.908; de cuatro a cinco años $410.302; y entre seis a doce años unos $516.113. Según estos datos una familia de cuatro integrantes necesitó $1.100.267 para no ser pobre en marzo de 2025, según el dato de la Canasta Básica difundida por Indec. Si tomamos la calculadora hay números que no cierran.

El gobierno de Milei inició su mandato despidiendo a miles de personas, con énfasis en la demonización del trabajo estatal, quienes trabajan de manera registrada no llegan a fin de mes, hay un fuerte recorte en políticas públicas como salud (hoy por ejemplo hay personas con enfermedades oncológicas no tienen cobertura), profesionales encargados de atender a las infancias como los trabajadores del Garrahan tienen bajos salarios y hacen malabares para cumplir sus largas jornadas laborales, los jubilados no tienen coberturas de medicamentos y la mínima es de 350 mil pesos. Pero parece ser que no importa que nuestras vidas sean cada vez más precarias, sino que les preocupa que la gente cada vez tenga menos hijos/as en nuestro país.

El dinero no alcanza, el tiempo tampoco (el pluriempleo es cada vez más frecuente), las maternidades sin redes son muy difíciles de sostener frente a la falta de políticas estatales como por ejemplo la ausencia de maternidades públicas y gratuitas. Hoy criar, es un privilegio de clase. La vida dejó de ser sostenible, y eso es el resultado capitalista.

Siempre las mujeres somos el foco del debate, dijeron que nos embarazábamos para cobrar el plan y que la AUH no servía porque “mantiene vagas”. Parece que los discursos cambian rápido, ya que ahora nos preocupa porque no nos embarazamos. La provincia de Catamarca propone subsidiar a jóvenes que tengan hijo/as por la caída de la natalidad. El gobernador Raúl Jalil tiene la intención de presentar el proyecto en la cámara de diputados, y el mismo establecería un monto de dinero durante un periodo de cuatro años y algunos beneficios sociales. Siempre hablan de nosotras y de nuestros cuerpos.

La victoria feminista no es no tener hijo/as, sino es poder elegir qué proyecto de vida queremos Las mujeres que eligen maternar deberían poder hacerlo con dignidad, es decir, tener un trabajo estable, poder comer, alquilar, gozar de licencias, acceder a la salud, a la educación etc.

Y aquellas mujeres que pueden elegir otra cosa o tan solo vivir sin maternar también deberían poder hacerlo sin ser juzgadas o sin dar tantas explicaciones. Si vamos a las estadísticas la tasa de natalidad también cayó en países desarrollados, donde la economía es estable y el Estado está presente y sin embargo muchas mujeres no son mamás, y ¿saben por qué? Los deseos se construyen, las subjetividades cambian. Hoy podemos ser muchas cosas además de madres. No solo influye en nuestras decisiones la economía, o el miedo a los desastres naturales producto del calentamiento global, la contaminación y el extractivismo. Deseamos y somos. Punto.

María Galindo, una feminista decolonial dice que sostener la vida, cuando todo está diseñado para descartarla, es un acto revolucionario. Cuando el sistema nos quiere solas, rotas y eficientes, cuidar juntas es romper la lógica del capital. No hay que romantizar la renuncia cuando para muchas, no es elección, sino despojo. Estemos juntas, respetemos las decisiones, los proyectos de vida, y por sobre todo sigamos luchando por un mundo más justo.

La victoria será cuando todas podamos desear en libertad.