En su columna para Enredando las Mañanas, Martín Sotiru analizó las repercusiones del informe del JP Morgan, el riesgo país y cómo afecta a la economía real el proceso de desindustrialización.
La economía es tema de todos los días, ya sea por el precio del dólar o la deuda con el FMI: siempre está en el centro del debate. Martín Sotiru, integrante de Otro Viento Medio, compartió en su columna en Enredando las Mañanas —el informativo de la Red de Medios Alternativos que los miércoles producen Radio Semilla y DTL— un panorama sobre los temas que hoy marcan la agenda.
¿Qué dijo el informe del JP Morgan?
El JP Morgan es un banco internacional que habitualmente realiza recomendaciones financieras. El informe, que se dio a conocer hace un tiempo, generó ruido porque, explica Martín, “lo que recomienda es básicamente que los que invierten en Argentina, comprando bonos, se retiren paulatinamente, es decir, que vendan esos bonos del gobierno y compren dólares”.
Esta situación, analiza, no afecta tanto como en gobiernos anteriores, ya que actualmente no hay tantos inversores extranjeros, a diferencia de lo que ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri. “Cuando uno se retrotrae a la gestión de Cambiemos, el JP Morgan fue uno de los bancos internacionales que dio la orden de salida, dijo ‘hay que irse de Argentina’, y eso —entre otras cosas— disparó el dólar”.
Y el contexto actual vuelve esta situación aún más compleja: “Todos sabemos que no se vienen los mejores meses para que Argentina consiga dólares; va a depender mucho de qué pase con las exportaciones desde Vaca Muerta”, indica Martín. Agrega además que “a veces se le tiene una fe un poco desmedida, pero para que Vaca Muerta funcione se necesitan muchas inversiones”.
¿Qué indica el riesgo país?
Lo que refleja el riesgo país, explica el integrante de Otro Viento, es cuánto más paga cada país por su deuda en comparación con la de Estados Unidos, que se considera libre de riesgo. “Es una deuda que nunca se defaulteó, que siempre se pagó”.
Desindustrialización acelerada
Un informe de Pablo Manzanelli, del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), recuperado por Martín, indica que la desindustrialización de este año es la más acelerada de las últimas dos oleadas desindustrializadoras (considerando 1976, los años ’90 y la gestión de Macri).
“Es muy acelerado cómo se está dando esta situación, que hace inviable producir y tener una estrategia industrial clara”. Martín explica que, por ejemplo, todo esto hace que Argentina no sea competitiva con China: “El costo argentino no es que sea alto necesariamente, pero al lado de China, que tiene tecnología, experiencia y mucha escala, obviamente nuestros costos son mucho más altos. Entonces, no hay forma de competir”.
“El otro día lo escuché al dueño de Peabody —una marca muy conocida de electrodomésticos— que decía que es muy difícil sostener la producción. Después de cada oleada desindustrializadora, cuesta mucho retomar ese camino arduo de inversión, de aprendizaje, de poner las máquinas en funcionamiento. Cuesta mucho y genera mucho daño la situación actual”.
Y es por eso que Martín destaca la importancia de pensar más allá del extractivismo: “Cuando un país elige apostarlo todo a las actividades más extractivas —más allá de la cuestión ambiental, que tampoco estamos mencionando pero que está— condena a parte de la población a vivir en una situación casi de miseria, porque no se generan circuitos donde se valorice el trabajo, donde tenga valor el consumo. Sino que, bueno, hay algo así como una población que sobra”.
“Empezar a pensar cómo revertimos esta situación es urgente”, finaliza Martín, y agrega que hay que apostar a “todas las luchas actuales que empiezan a cuestionar este modelo económico, porque algo hay que cambiar, no puede ser este el destino del país”.