Desde el escrito de un fiscal que se refirió a la violación como “desahogo sexual” hasta un fallo sin perspectiva de género que absolvió a los imputados, la historia de la sobreviviente de la violación grupal ocurrida en Playa Unión es un claro ejemplo de la necesidad de una reforma judicial feminista.
Luciano Malemacci, Leandro del Villar y Marcelo Ezequiel Quintana son los tres imputados por “abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante”, por la violación ocurrida en 2012 en Playa Unión, en la casa del nieto de un ex gobernador de la UCR de Chubut, durante un festejo por el Día de la Primavera.
La sobreviviente realizó la primera denuncia pública en redes sociales en 2019, luego de que la actriz Thelma Fardín diera a conocer la denuncia por abuso que había radicado contra Juan Darthes. A partir de ese momento se abrieron dos caminos: el de la lucha feminista y el de la causa judicial.
Por el lado de la lucha feminista, distintas organizaciones de la zona acompañaron desde el primer momento el proceso de la sobreviviente. Dentro de esta red se conformó la comisión de difusión en donde difunden todas las novedades (hace click acá). En concordancia con ello, el término “sobreviviente”, también es resultado del feminismo como propuesta ante la palabra “víctima” que ubica a la persona en un lugar pasivo y como portadora de un “daño irreparable”.
Por el lado de la causa judicial, como primera instancia el fiscal Fernando Rivarola acordó un juicio abreviado y calificó la causa como “abuso sexual simple, agravado por la participación de dos o más personas”. En el escrito el fiscal indicó que el abuso sexual es un “accionar doloso de desahogo sexual”. Este término generó un fuerte repudio, cuya respuesta fue que es un término técnico jurídico. Este punto no hace más que reforzar la idea de que una reforma judicial feminista no solo es necesaria sino urgente (para leer más hace click acá).
Finalmente, el 18 de marzo, el tribunal integrado por tres juezas: Ana Karina Breckle, Marcela Alejandra Pérez y María Laura Martini, absolvió a los imputados. Ni bien finalizó la sentencia, las abogadas de la sobreviviente denunciaron que “el fallo careció de perspectivas de género”.
Hay todavía quienes dicen ¿y por qué no denuncian en la justicia? ¿por qué no lo contaron antes? Pero qué justicia sigue el caso, qué justicia nos juzga, qué sucede cuando parece peor el delito de haber sobrevivido y denunciado que abusar. Una reforma judicial feminista es urgente, que permita presentarnos a declarar sobre nuestro propio caso sin amedrentarnos, cuya labor de impartir justicia no se vea trastocada por un par de familias poderosas y que sean estas mismas las que lleven las riendas del juicio, del fallo y de las vida de las demás personas involucradas.