Desde Fundación Soberanía Sanitaria publicaron, en este último agosto, un nuevo informe sobre la crisis de la salud mental en nuestro país. Hoy miles de personas están atravesando una fuerte problemática en torno al acceso a políticas de salud. El Estado está cada vez más ausente. Esta crisis nos invita a pensar la importancia de que quienes resisten pese a la motosierra: un sinfín de espacios comunitarios que generan y sostienen redes de apoyo para quienes más lo necesitan.
Nuestro país registra un fuerte aumento en padecimientos como casos de angustia, depresión, ansiedad, consumo de psicofármacos, entre otros. Además, según el informe del Observatorio del Desarrollo humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, en 2023, los suicidios en jóvenes de 20 a 29 años alcanzaron un récord histórico en Argentina, superando incluso a las muertes por accidentes. También resulto llamó la atención el registró de 148 muertes de adolescentes mujeres de entre 10 y 19 años por suicidio superando otro tipos de muertes, un dato que nos hace repensar qué sucede con las cuestiones de género y la salud mental.
Podemos suponer que toda esta problemática se profundizó luego de la pandemia, donde se sucedió un periodo de encierro que hizo que se vean afectadas todo tipo de contactos sociales (redes afectivas) y espacios de socialización como centros educativos así como también los comunitarios (clubes de barrio, deportes, prácticas culturales, etc.).
Cabe destacar que si bien el suicidio es un fenómeno multicausal, donde influyen aspectos biológicos, psicológicos y sociales, el Estado tiene un rol protagonista. Si no pensamos políticas públicas orientadas a solventar estas demandas, los casos de gravedad aumentan a gran escala, dejando a un lado la importancia de que una detección temprana y un acompañamiento profesional, pueden salvar vidas.
¿Por qué vivimos esta crisis en salud mental?
El informe de la Fundación Soberanía Sanitaria menciona cinco elementos para comprender la crisis: 1) Aumento de la demanda: Hubo un gran incremento de internaciones por motivos de salud mental; en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, pasaron de 28.451 en 2019 a 45.785 en 2024; 2) Desfinanciamiento de los sistemas públicos provinciales: recorte en recursos coparticipables transferidos a las provincias, en 2024 la coparticipación cayó un 10% en términos reales y las transferencias no automáticas se redujeron un 78,16% respecto de 2023; 3) Pérdida de cobertura privada: el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) publicó que durante el 2024, alrededor de 200.000 personas se vieron obligadas a renunciar a su cobertura de medicina prepaga por el aumento de la cuota; 4) Aumentos de los precios de medicamentos: incrementos de precios por encima de la inflación, sumado a que hubo una caída del salario real, lo que hace que muchas personas deban abandonar sus tratamientos; 5) Ataque a las políticas de salud mental: hubo un recorte en el personal de salud, como puede verse en los despidos en el Hospital Nacional Laura Bonaparte, y además se eliminaron las Residencias Interdisciplinarias en Salud Mental (RISaM). Por otro lado, el Programa Remediar -que abastece a 7.824 Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS) en todo el país- sufrió despidos y desfinanciamiento presupuestario.
A todas estas problemáticas, hay que sumar que el Estado ha paralizado todo tipo de obras y proyectos como construcción de centros de día, casas de externación y mejoras en instituciones hospitalarias. Frente a toda esta crisis, las organizaciones sociales y los espacios comunitarios se vuelven un eslabón más que necesario para poder sustentar vidas más dignas y acompañar a personas con padecimientos de salud mental.
En este contexto de motosierra y profundización del ataque a las políticas de acompañamiento de la salud mental, queremos destacar el trabajo que hace Movida de Locos en la ciudad de La Plata. Esta organización recientemente había publicado en redes sociales que debía cerrar sus puertas por falta de dinero para sostener el alquiler y, tras el apoyo de muchas personas y organizaciones que se acercaron, lograron revertir dicha situación. Superado este episodio, nuestra pregunta se centra en ¿Qué significa acompañar a personas con padecimiento mental en un contexto tan hostil?
Movida de Locos nació en el año 2009 y es una asociación que acompaña a personas con padecimiento de salud mental desde hace 16 años. Bajo su paraguas, articula a varios emprendimientos de trabajo para que las personas que participan de la asociación puedan tener un ingreso, ya que están excluidas del mercado laboral.
La motosierra del gobierno de Javier Milei empujo a la asociación hacia una crisis que se manifestó en la imposibilidad de sostener el alquiler. Tras la difusión masiva de lo que sucedía, vía redes sociales, varias personas y organizaciones se acercaron al espacio para dar una mano y asociarse, revirtiendo la situación. Como sabemos, la salida siempre es colectiva, y, en ese sentido, estudiantes y graduados de La Mella de la UNLP, la agrupación 26 de Junio de la Facultad de Trabajo Social; Aule Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, y la agrupación Irma Carrica de la Facultad de Medicina, organizaron una gran jornada de mantenimiento edilicio que incluyo limpieza y pintura.
El rol de las organizaciones sociales, como Movida de Locos, para hacer comunidad y colaborar a la par del sistema de salud en el acompañamiento de personas con padecimientos mentales es clave, pero al mismo tiempo el Estado debe crear políticas públicas que garanticen el acceso a derechos básicos. Es necesario que las personas puedan llevar a cabo sus tratamientos en espacios públicos y de calidad. La salud mental es un derecho humano que debe ser atendido por el Estado.
¡SUMATE A DEFENDER MOVIDA DE LOCOS! Ingresá @movidadelocos y colabora!
