Lenguaje no binario

Era miércoles. No hacía mucho que me había despertado y recibí un llamado de un número que no conocía. Hacía un tiempo había repartido mi CV a unes amigues que son docentes, pero no me imaginaba que venía por ese lado. En pocos minutos de charla, me ofrecieron unas horas de clase para un colegio privado y me invitaron a una entrevista ese mismo día. Alrededor de dos horas más tarde ya estaba hablando con la directora sobre cómo podrían ser las clases, sobre las libertades que tenía y sobre las planificaciones.

Más allá de mis prejuicios sobre los colegios privados, la bienvenida estaba siendo por demás satisfactoria. Ahí es cuando llegó el momento de las aclaraciones: por un lado, que tuviera mucho cuidado por los comentarios “político-partidarios”, que tuviera resguardo en ese sentido por las familias; por otro lado, nada de lenguaje inclusivo, hasta “que no sea oficial”. Ambos comentarios fueron un baldazo de agua fría, toda esa libertad previa se iba diluyendo. No me animé a preguntarle en el momento a qué se refería con “oficial”, y me quedó un nudo en la garganta.  

Ahí está otra vez persiguiéndome la incomodidad para algunes por el uso de lenguaje no binario. En mi trabajo de oficinista, solía responder y dirigirme por mail a  les clientes utilizando la x o la e, dado que incluso hacia lo interno de la oficina hablamos así. Una mañana, por privado, mi jefe me envió un mail pidiéndome que, por favor, no usara lenguaje inclusivo “hasta que no sea oficial» . En ese entonces me animé y le pregunté qué entendía él por oficial, pero jamás me contestó.

El lenguaje no binario sigue generando resistencia y por momentos se traduce hasta en una reacción patriota absurda “no deformemos nuestro lenguaje tan bello” ¿acaso no fue una imposición colonial? ¿El lenguaje no es una construcción social? Les pibes avanzan con todo, preguntan y se inquietan frente a lo establecido como dogma para reventarse una y otra vez. Escribo estas líneas y varias palabras con “e” aparecen en rojo, queda claro que aunque se siga ninguneando la forma en la que hablamos y escribimos, seguiremos dando batalla para que todes podamos:

– ser nombrades-

 

Ilustración: Sheila Clidas