La Línea 144 de atención y asesoramiento a víctimas de violencia de género fue declarada como “servicio indispensable”, detrás del teléfono, sus trabajadoras denuncian desorganización de las instituciones que intervienen en casos de violencia, malas condiciones laborales y además, reafirman su lucha de hace casi cuatro años por la estatización.
Otro Viento dialogó con una de las trabajadoras de la Línea 144 dependiente de Provincia de Buenos Aires sobre cómo es estar detrás del teléfono atendiendo a mujeres víctimas de violencia de género en medio de una pandemia.
Línea 144: servicio esencial ¿del Estado?
La Línea 144 a nivel provincial fue creada en octubre del 2016 durante la gestión de María Eugenia Vidal. En ese período, bajo el mando de la ex gobernadora, Agustina Ayllón -quien fuera la subsecretaria de Género y Diversidad Sexual- y Débora Schwartzberg -ex directora-, las trabajadoras vivieron un combo de violencias laborales: despidos, maltratos y contrataciones irregulares.
Con la nueva gestión, esta política pública quedó en manos del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, a cargo de Estela Díaz. Si bien, tal como relató la trabajadora, la creación del Ministerio fue celebrada y significó una serie de cambios, hay un punto que se mantiene: las operadoras son contratadas por Provincia Net, una empresa del Grupo Provincia. Es decir, que quienes sostienen la atención y asesoramiento de la Línea 144, uno de los eslabones para tratar una de las mayores problemáticas de la actualidad como es la violencia de género, son consideradas en los papeles como “empleadas de comercio”.
Es por ello, que en este contexto, el reclamo sigue vigente: “Ahora más que nunca que se decretó la emergencia de violencia de género en la Provincia, creemos que es una buena oportunidad para que la estatización se concrete”, expresó la trabajadora quien además hizo hincapié en que es importante que sean escuchadas y tenidas en cuenta al momento de este paso: “Hace tres años y 8 meses que estamos tercerizadas por una empresa privada mientras estamos siendo parte de una política pública del Estado, y la realidad es que no estamos dispuestas a perder años de antigüedad o a tener una baja sustancial de nuestros salarios”.
¿Cómo trabaja la Línea 144 en tiempos de cuarentena?
En el contexto actual la Línea 144 fue considerada un “servicio esencial”, es decir que sigue funcionando las 24 horas todos los días. Hoy en día como medida de seguridad y por solicitud de sus trabajadoras, atienden grupos de 3 o 4 operadoras por turno en lugar de las 10 u 11 que suelen conformar el equipo de trabajo.
En relación a las afirmaciones tales como que han aumentado los casos de violencia durante la cuarentena, que están circulando por distintos medios, la trabajadora explicó que lo está ocurriendo es un aumento de las complicaciones con las que las mujeres tienen que lidiar a la hora de realizar las denuncias, pero que en cantidad de llamados no hay un aumento significado que el 144 haya podido registrar.
En cuanto a las problemáticas específicas de quienes llaman a la Línea, la operadora especificó que los principales cambios se dieron en las estrategias que se dan ellas como trabajadoras con cada caso o con las problemáticas que se suscitan. “Hay casos donde si bien las mujeres ya están separadas de su agresor, tienen hijxs en común y por la cuarentena él dilata el tiempo para que éstos vuelvan a estar con su mamá” o incluso agregó, “hay casos en las que las mujeres que viven con el agresor tienen menor disponibilidad de tiempos horarios para comunicarse con la Línea si quieren hacer alguna consulta”.
El laberinto de hacer una denuncia
A la hora de sobrellevar una situación de violencia, la información que circula y llega a las mujeres que están en situación de violencia, es clave. En aislamiento preventivo, resulta preocupante, según relató la trabajadora de la Línea, la desinformación que se maneja: “Se genera una complicación para que las mujeres accedan a saber que tienen derecho a salir para hacer la denuncia, hay una resolución que las habilita y dentro de eso hay un artículo que se puede citar para que puedan ir acompañadas por una persona incluso a hacer la denuncia para que no tengan que ir solas”.
Entre las dificultades antes planteadas, se suman nuevas, “también se da que el agresor incumple mucho la cuarentena, esto le genera a la mujer una exposición mayor a lo que es hoy en día el riesgo por el Covid-19”, afirmó la operadora.
La disminución de trabajadoras por turno se ve trastocada por una serie de medidas que llevan a una situación de estrés y trabajo extra. Para empezar, las trabajadoras utilizan un “recursero” con contactos e información de las diferentes áreas que intervienen en una situación de violencia en los diferentes municipios que componen la provincia. Es clave que esta información esté actualizada para que por ejemplo, una mujer pueda realizar una denuncia sin tener que ir más de una vez a cada lugar.
Las dificultades que esto presenta, aumentaron en cuarentena: “Las instituciones, las áreas de género, el poder judicial, todas nuestras herramientas de trabajo diarias se van modificando casi constantemente por la situación actual. Muchas veces cuando derivamos a una mujer o llamamos por teléfono nos desayunamos con que variaron las formas de atención, lo mismo con algunas disposiciones del poder judicial”, contó la trabajadora.
“La ruta crítica” es el proceso mediante el cual la mujer accede a la denuncia, la solicitud de una medida cautelar en el juzgado o el momento de realizar la denuncia suele ser algo poco agradable y atado a las burocracias internas de cada ente del Estado. “Hoy en día esto se ve intensificado, sumado a que cada institución está atravesando sus momentos de crisis de organización y reestructuración y por ende se genera quizás una conflictividad para las mujeres”, relató la trabajadora.
Estas situaciones terminan recayendo en las propias trabajadoras: “Consideramos que hay cosas en las que el Estado está a la altura de resolver, hay mucho eslogan sobre el refuerzo de la Línea y con no dejar solas a las mujeres de la Provincia pero del otro del teléfono estamos haciendo malabares. Somos nosotras las trabajadoras, las “operadoras orquestas”: con una mano atendemos a la mujer, con la otra hablamos con el área territorial o de género o con una jueza para generar soluciones específicas”.
Asimismo, frente a la creación de una línea de WhatsApp como medida de refuerzo, la trabajadora manifestó su preocupación, “no sabemos si del otro lado está la mujer, el violento o en qué situación se da el contacto”. Además, comentó la falta de claridad en términos laborales para quienes manejan esa vía: “No se sabe en qué momento trabajan y en qué momento no, no hay turnos, hay algunas compañeras que tienen teléfonos en sus casas”.
Las trabajadoras siguen siendo el sostén principal de esta política pública que, a las complejidades que atravesaban, se le suman las problemáticas propias de la pandemia. La lucha por la estatización será un camino clave para mejorar no solo las condiciones laborales de quienes están detrás del teléfono sino también en los derechos de quienes se comunican en busca de acompañamiento.