Sin aborto legal no hay Derechos Humanos

El 10 de diciembre se conmemora el Día de los Derechos Humanos (DDHH) y hoy más que nunca decimos que el aborto legal es una deuda de la democracia. La declaración de DDHH sostiene que ninguna persona puede ser sometida a la esclavitud ni a la tortura, mientras que miles de mujeres, niñas y personas gestantes son obligadas a parir. No hay derecho humano si aún no podemos decidir sobre nuestros cuerpos que siguen siendo potestad de Estado patriarcal que anula nuestra capacidad de decisión y autonomía. Por ello, cada muerte por aborto clandestino es un femicidio del Estado.

El movimiento feminista y disidente viene dando batalla desde hace décadas en nuestro país para que finalmente el aborto sea pensado como política de Estado y no como un debate metafísico entre les privilegiades que ocupan las bancas debatiendo sobre la concepción de la vida y tiñiendo de moralidad una cuestión social. El aborto es, fue y será una práctica que seguiremos haciendo porque nada ni nadie nos puede arrebatar nuestra capacidad de decidir.

Nuestros deseos no se negocian.

En pandemia seguimos abortando, en pandemia seguimos denunciando la necesidad inminente de que el Estado se haga cargo porque no queremos más una muerte por la clandestinidad y no queremos más abortar de manera insegura o con miedo a que nos denuncien. Dejemos de pensar al aborto como una practica traumática, porque cada persona lo vivencia de una manera distinta. Lo traumático es abortar sin un Estado presente que nos garantice nuestro derecho a la vida.

Y acá estamos una vez más con la esperanza puesta en nuestra organización popular.

Hace meses que estamos contando los votos como si fueran porotos, nuestras vidas están en manos de unas pocas personas que dicen “representar al pueblo”. No queremos que negocien nuestro derecho como si fuera un partido de fútbol ¡Queremos que legislen de una buena vez por todas carajo!

Durante el 2018 escuchamos muchas atrocidades, como aquella diputada que comparó la decisión de una persona a gestar con la de una perrita y sus cachorros. Escuchamos hablar de cementerio de fetos y de que se extinguiría la raza humana. Escuchamos y escuchamos mientras otres morían en la clandestinidad. Dejemos la hipocresía de lado porque todes ya entendimos que nadie, absolutamente nadie obligará a una persona abortar si no lo desea.

No nos sigan obligando a parir porque eso es tortura.

Luego de meses de silencio, el aborto se vuelve a debatir en el recinto. Hace días que escucho a diferentes personas exponer sus fundamentos especialistas, funcionaries, militantes, religioses, hay de todo un poco. No buscamos ponernos de acuerdo sobre nuestros valores personales, sobre creencias religiosas, sobre la moral. Buscamos que se debata política y que se entienda de una buena vez que hablar de aborto legal es hablar de un derecho fundamental que se nos sigue negando, perpetuando una y otra vez la desigualdad social.

Hoy una vez más señores y señoras legisladores tienen la posibilidad de escuchar nuestras demandas y otorganos un derecho que reclamos hace años. Hoy la democracia puede saldar su deuda. Pero que quede claro algo:

– hoy ustedes no hacen historia, porque nosotres ya la estamos haciendo hace rato-