Por Cami Grippo
El 28 de mayo es el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y las Niñas.
Recientemente, algunos medios publicaron la siguiente noticia:
INFOBAE: El Gobierno eliminó 13 programas “ideológicos” creados en el ex Ministerio de la Mujer
Lo anunció el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, quien dijo que se trataba de “despilfarros absurdos”. Entre las iniciativas canceladas se encuentra el plan MenstruAR, que entregaba copas menstruales. En su cuenta de X, el funcionario defendió el cierre de las iniciativas con el argumento de que generarán un ahorro de más de 6.000 millones de pesos anuales.
El gobierno nacional ataca a los programas desarrollados por el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, creado durante el gobierno de Alberto Fernández, disuelto al día de hoy. Tachar a los programas como “ideológicos” resulta la excusa perfecta para subestimar las medidas por considerarlas “partidarias” y disolver dicho organismo por argumentos similares.
No es novedad que somos ciudadanas de segunda -de cuarta- para este gobierno, por lo tanto, nuestra salud en general es un tema menor. Ni hablar de la salud menstrual, algo que ya desde antes no le importaba a casi nadie, menos en este contexto.
Sin embargo, como explica otra nota de PERFIL, la higiene y salud menstrual es fundamental para todas las feminidades y representa una gran desigualdad en la vida cotidiana:
“Muchas niñas y adolescentes se ausentan de la escuela durante su menstruación por la falta de acceso a productos de gestión menstrual (PGM), a instalaciones sanitarias adecuadas para la gestión menstrual o al apoyo de la comunidad escolar cuando menstrúan”, aseguran desde el organismo.
“La menstruación es un factor de desigualdad. Los productos de gestión menstrual representan un costo para las personas que menstrúan, que son, a su vez, la porción de la sociedad con menores ingresos, mayores niveles de precarización, desempleo y pobreza”, dice el sitio oficial de UNICEF.
Citando a UNICEF, manifiestan con determinación que la menstruación es un factor de desigualdad. Cuando hablamos de feminización de la pobreza, estamos hablando de esto.
Otros de los programas eliminados son el “Programa para el Apoyo Urgente y la Asistencia Integral Inmediata ante casos de Violencias Extremas por Motivos de Género”, que tenía como objetivo asistir de manera a familiares o personas cercanas de mujeres víctimas de femicidio y personas asesinadas por razones de género. También el “Programa de fortalecimiento del acceso a derechos para personas travestis, transexuales y transgénero”, que brindaba apoyo económico a las personas de este colectivo que tuvieran más de cincuenta años y no contaran con trabajo registrado.
Los argumentos para eliminar todos estos programas desarrollados en el ex Ministerio son dos: por el “gasto innecesario y desmedido” y por “cuestiones ideológicas”. Como dice la nota de INFOBAE, citando publicaciones en X de algunos funcionarios oficiales:
“Este organismo fue creado y utilizado por la administración anterior con fines político-partidarios para propagar e imponer una agenda ideológica, contratar militantes y organizar charlas y eventos”.
Si supuestamente dicho Ministerio era solo para propagar una agenda ideológica y partidaria, ¿no hubo una intervención previa para corregirlo? ¿La única decisión fue cerrarlo y ya? ¿Cuáles son los puntos medios que se trabajaron?
La excusa del dinero mal gastado ya no cuaja porque sabemos que no lo distribuyen equitativamente, no lo implementan en medidas satisfactorias para la población, no se informa qué hacen con eso -y nadie parece preguntar tampoco-.
El organismo se creó como un espacio para acompañar, asistir, apoyar e intervenir en las cuestiones de las mujeres y diversidades, cuestiones de género que no le interesan a todo el mundo, y lo sabemos. Por eso es importante que existan lugares amparados por los Estados para que nos alojen.
Estas medidas fascistas no llaman nuestra atención, si tenemos en cuenta que, en este movimiento libertario -y teniendo en cuenta los perfiles de algunos de sus seguidores- hay un componente patriarcal, misógino, desinteresado de las problemáticas de género muy marcado.
Pensar al país con el modelo de hombre joven, blanco y poderoso es violento. No tiene nada que ver con la mayoría de las personas que vivimos acá y niega la existencia de muchas identidades. Algo de lo que quiero transmitir es esto: este gobierno no hace política, hace mercado. No le interesa cuánto gana un maestro, cuánto sale la leche o si aumentó la luz. Las fuerzas del cielo no están con lxs trabajadorxs de a pie. Esto resume y entristece todo, porque hay un Estado que no nos va a acompañar.
Detrás de las excusas del gasto público y las “cuestiones ideológicas”, se esconde una verdad: a este gobierno no le interesa velar por las problemáticas de las mujeres y las diversidades, intentará negar estas realidades e identidades y no hacer nada por ellas. Llamemos a las cosas por su nombre y pensemos que allí donde intenten borrarnos, más presentes tenemos que estar.