A raíz de que se cumplen 20 años de la masacre de Cromañón y gracias al lanzamiento de la serie homónima, se dió a conocer masivamente entre lxs más jóvenes este hecho histórico que transformó para siempre el devenir de la política, las bandas, lxs jóvenes y la noche argentina, pero ¿para siempre?

Scrolleando en Tik Tok me encontré con un video en donde una chica denunciaba estar en un bar que luego de las 12 hs se volvía “boliche” y que en mitad de la noche habían cortado el agua, con un texto que aclaraba “después nos sorprendemos cuando pasan los Cromañón”.

Este enunciado causó revuelo en los comentarios del video “Qué exagerada”, “ahora que salió la serie quieren ver fuego en todos lados”, “No todo es una tragedia”, pero ¿acaso esto no lo que aprendimos, o bueno, deberíamos haber aprendido de Cromañón? Todo contexto de negligencia es una potencial tragedia, que no, no siempre lo es, pero puede llegar a serlo.

Y con este video como puntapié me puse a pensar sobre los procesos históricos, no creo que quede nadie en este contexto sin saber lo que pasó en Cromañón, pero por las dudas acá va una breve síntesis.

El 30 de diciembre del año 2004, en el boliche República Cromañón se estaba realizando el tercer show consecutivo de la banda Callejeros. Durante el recital, uno de los fanáticos prendió una bengala y de ahí en más se puso al descubierto una trama de irresponsabilidades que dejó un saldo de 194 muertos.

La bengala hizo que una tela media sombra se prenda fuego, provocando un incendio en el techo del lugar. Ahi quedo de manifiesto como el establecimiento no cumplía con las normas de seguridad correspondientes, ya que las salidas de emergencia no estaban habilitadas y se encontraban cerradas con candado, no funcionaban los matafuegos ni la manguera de incendios y tampoco había plano de evacuación.

Sin embargo, al fuego y al incumplimiento flagrante de las normas de seguridad al que sumarle que en la discoteca había un total de 3.500 personas, cuando el máximo habilitado por el Gobierno porteño era de 1.031. La decisión de las autoridades en concederle la licencia al boliche fue en base a planos que no coincidían con la arquitectura del mismo.

Sin quedarme exclusivamente con estos hechos, lo que me interesa reponer es la importancia de la memoria colectiva como herramienta para conectar procesos del presente con procesos del pasado. El video con el que me crucé y sus respectivos comentarios me hicieron pensar si esta memoria colectiva que hemos construido sobre Cromañón nos sirve de algo si está escindida de los hechos y vivencias del presente.

Para Julio Aróstegui, “La memoria y las memorias son hoy un lugar común de la reflexión social y son el terreno, en cuanto dimensión colectiva, en el que se libra una batalla ideológica de notable calado”. Y creo que la constante embestida ideológica por borrar, socavar y eliminar los espacios de memoria están directamente relacionados con la posibilidad de que hechos trágicos como estos se repitan una y otra vez. Las personas que no tienen presente la memoria colectiva que se construyó desde el horror, no son capaces de detectar las señales que llevan a repetir y repetir las tragedias.

Por esto último, la lucha de organizaciones de familiares y sobrevivientes por la expropiación y construcción de un espacio de memoria en el edificio donde funcionaba Cromañon tiene una vital importancia. Lamentablemente, tras haber conseguido la reglamentación de la ley de expropiación con la firma de Alberto Fernandez el 2 de diciembre de 2023, con la asunción posterior de Javier Milei todo el proceso quedó trabado.

Pareciera que no reconocer las señales y el abandono estatal ya un clima de época. El año pasado fuimos testigos de cómo ganó las elecciones un candidato a presidente que propuso las mismas políticas que llevaron a la Argentina a una de sus peores crisis, no lo solo me refiero al estallido del 2001, sino a todos los indicadores de pobreza, precarización y polarización social a la que la convertibilidad y el neoliberalismo nos llevó durante los ‘90. ¿Hay posibilidad de que una y otra vez nos quememos con leche, veamos una vaca y no lloremos?