La ESI como derecho a ser ejercida

Yo me pongo a pensar en mi escuela y, a pesar de ser católica, privada, con la iglesia al lado, y a pesar de poder reconocer algunas marcas que llevan tiempo desandar, siento que no todo pasado fue peor, y que no todo presente es revolucionario. Pero igual, no bajamos los brazos.

Que cosa complicadas las aulas para muches como nosotres, que, además de ser practicantes o docentes, llevamos la militancia a flor de piel. En mi escuela nadie decía la palabra feminismo, n a d i e, pero cuando un docente dijo e hizo cosas inapropiadas con compañeras mujeres y con varones, atacando expresamente su sexualidad, su vergüenza, la escuela tomó una decisión: escuchar la voz de les alumnes.

Primero nos dijeron que nos iban a llamar a todes a contar lo que habíamos visto o escuchado. Finalmente fueron solo les protagonistas y con eso alcanzó, el profesor fue expulsado. ¿Qué pasa en las aulas? ¿Qué pasa en los grupos de whatsapp? ¿Qué se hace cuando hay una foto de una compañera circulando en el grupo de los varones? ¿Qué se hace cuando alguien es tomado de punto? ¿Qué se hace cuando un profesor o una profesora excede los límites y violenta? 

La ESI no es solamente un contenido curricular alcanzable como literatura, sociales, o inglés, la ESI es una forma de aprender y de enseñar, de enseñar un mundo de posibilidades mucho más amplio que el limitado que la violencia nos presenta. La violencia reduce las posibilidades, aplaca las potencialidades y toda la diversidad que puede conjugarse en los años donde la incertidumbre y la inquietud son eje transversal del ser y estar en la vida y en la escuela. 

La ESI tiene como potencialidad no solo el aprendizaje sino que para quienes están frente una clase también está la posibilidad de tomar las riendas para explorar la libertad desde un lugar más diverso. La conflictividad en las aulas es múltiple, de clase, de nacionalidad, de género, de capacidades. Un poco es el reflejo de lo que pasa afuera, pero a la vez, ahora que hablamos tanto de burbujas, es una burbuja en la cual se puede crear un mundo con menos violencia, o por lo menos, un mundo con más escucha, en donde ser quienes somos tiene sentido y la voz de les pibes sea tenida en cuenta, que sepan que no nos da todo igual y que a veces escuchar nos salva, usemos

-la afectividad como arma-

 

Ilustración: Sheila Clidas