Pasamos la pandemia y hoy vivimos el costo político y económico en nuestros cuerpos, las mujeres fueron las que sostuvieron los merenderos, los lazos comunitarios y las que sufrieron el aislamiento en peligro junto con el agresor con la imposibilidad de salir y pedir ayuda.
Las mujeres trans sufrieron la pandemia dejando en evidencia la vulnerabilidad a la que son expuestas: falta de viviendas dignas, exclusión del trabajo formal y de toda seguridad social.
La crisis económica nos afecta a todes y en contextos donde crece la concentración del capital, la feminización de la pobreza aumenta. Las mujeres son las que sostienen las tareas domésticas, que son la base de la sustentabilidad de toda la vida de las personas que integran una familia, sumado al cuidado de hijes, personas adultas o con discapacidad. Todo un trabajo no pago, no reconocido, que además implica menos horas dedicadas a algún trabajo con remuneración. Vemos un poco de estadística al respecto:
En cuanto al trabajo de cuidado el 31.4% de las mujeres dedica 6:07 horas por día y el 20.3% de los valores solo dedica 3:30 horas por día.
Frente al trabajo doméstico se registró que el 90% de las mujeres destina 4:06 horas diarias, mientras que el 69.1% de los varones dedica sólo 2:38 horas por día a este trabajo.
Tenemos muchos reclamos por levantar este 8M y uno de ellos es el reconocimiento del trabajo no pago que ejercen las compañeras cocineras de los comedores comunitarios, un trabajo que fue esencial durante la pandemia y frente a la crisis económica continúa siéndolo, ya que miles de pibes comen gracias a los comedores. La Poderosa presentará este 8 de marzo un proyecto de ley para que el Estado les pague un salario y se les reconozcan aportes, vacaciones y ART.
Además son compañeras que realizan triple jornada laboral: trabajo de cuidados en nuestras casas, trabajo remunerado fuera de ellas y trabajo comunitarios que sostienen nuestros barrios.
De las 40 mil personas que asisten a los comederos el 60% son niñeces y adolescentes. El 80% de las personas que cocinan son mujeres y disidencias sexuales.
El Potenciar Trabajo llega a menos de un tercio a las personas que se desempeñan en la economía popular, y si bien algunas trabajadoras reciben el Potenciar Trabajo, es de apenas la mitad de un salario mínimo, hoy $33.871.
Además cabe recordar que actualmente se encuentra cerrada la entrada a nuevxs titulares al Potenciar Trabajo, luego de que la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, confirmara la suspensión de más de 100.000 titulares del programa que no completaron el proceso de validación de datos exigido.
El cierre a nuevxs titulares al Potenciar Trabaja afecta directamente a las mujeres y disidencias sexuales. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), «en términos generales, en el mercado laboral, al tercer trimestre de 2022, luego de dos años consecutivos de crecimiento económico, productivo y del empleo, las mujeres siguen teniendo menor tasa de actividad (en otras palabras, consiguen menos empleos en comparación con los varones), mayor nivel de desocupación, sobre todo si son jóvenes, y cuando acceden al trabajo, lo hacen en empleos de menor calidad y en sectores de menor ingreso».
El mismo informe, sostiene además, que en términos de ingresos, «para el tercer trimestre del 2022, los varones percibieron un 24,6% más de ingresos personales y un 22,8% más de ingresos por ocupación principal que las mujeres. Ahora bien, en el caso del empleo formal, la brecha de ingresos fue de 16,5%, mientras que en el mercado informal, asciende a 34,6%. Esto evidencia que además del acceso a la seguridad social, el empleo formal permite mejores ingresos y redunda en una menor brecha salarial». De allí que políticas que mejoren la inserción laboral de mujeres y diversidades (por ejemplo, las políticas de cupo laboral travesti trans) son necesarias y urgentes de implementar.
Por todo esto, seguimos luchando para defender nuestros derechos como poder decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Conquistamos el #AbortoLegal pero sin embargo seguimos en alerta para que éste se respete y se cumpla en cada rincón de nuestro país.
La derecha nunca descansa, nosotres tampoco. Frente a su discurso de odio y de amenaza contra los feminismos, nosotras y nosotres seguimos dando batalla para que ningún derecho nos sea arrebatado.