Toda persona que creció, vivió o pasó por Neuquén tiene al menos un recuerdo a las orillas del río Limay. En sus aguas frías aprendimos a nadar. Nadamos y nadamos hasta que los labios nos quedaban violetas del frío, jugamos juntando sus piedritas y nos dejamos llevar por su corriente.

A unos kilómetros de distancia, pero con la preocupación latente tras esas imágenes del río secándose, me reuní con Sabrina Calfunao quien me recordó la leyenda que dice: si tomas el agua del río siempre vas a volver al mismo lugar. Y pensé en lo lindo que es volver. Agarrar el termo con agua caliente e ir a tomar mates a la orilla del río con mi mamá. Con Sabrina compartimos esos recuerdos y nos lamentamos en saber que hoy no es lo mismo, no sólo por las tristes imágenes del río secándose sino por la cantidad de bacterias, la contaminación, Vaca Muerta y tantas cosas más.

Del otro lado de la pantalla, Sabrina me cuenta que es parte de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua (APCA), un espacio que cuenta de larga data. Su inicio fue en el año 2012 cuando se empezó a escuchar sobre el proyecto de Vaca Muerta. Agrupades en la Red Jarilla se movilizaron como APCA. Después vino el acuerdo con Chevrón: la represión, el pacto, la instalación definitiva de Vaca Muerta.

Con el tiempo la asamblea se fraccionó quedando como punto fuerte en la ciudad de Allen. En Neuquén vuelve a conformarse en el 2020 “nos volvimos a encontrar en las calles para defender nuestros ríos y empezamos a participar en la coordinadora con otros movimientos y agrupaciones estudiantiles”, cuenta Sabrina.

El reencuentro del APCA, se debe a que dos años atrás de esa foto que despertó la alarma de muches, se declaró emergencia hídrica en la región. “Esta emergencia se conoce porque ya no lo pueden ocultar más, producto del calentamiento global hace 14 años no está lloviendo lo suficiente ni tampoco nevando para que se alimente el río”, dice Sabrina.

Hoy existen dos APCA: una en la ciudad de Allen y otra en Neuquén, cada una con sus respectivas identidades políticas y sus propias alianzas. APCA Neuquén se encuentra dentro de la Coordinadora Antiextractivista de Neuquén, y a nivel país, con la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones.

No es sequía, es saqueo

¿Por qué se seca el río? Desde las autoridades gubernamentales dicen que no llueve ni nieva lo cual agrava la situación (como dijo Sabrina unas líneas arriba: cambio de clima – calentamiento global). Dicen también que la mayor parte del agua se utiliza para el riego de las chacras.

Pero lo que no dicen es lo denuncian organizaciones como el APCA: El río está intervenido por 5 represas y según un dato de la Autoridad Interjurisdiccional de la Cuenca de los ríos Neuquén, Limay y Negro (AIC) -que debería actualizarse- la provincia aporta el 25% de la energía nacional. El 5% corresponde a lo que se produce en El Chocón y Arroyito. “Para sustentar esta demanda hidroeléctrica, para mantener este estilo de vida, se ha llegado a un colapso climático y ecológico”, explica Sabrina.

La AIC publica diariamente la situación de las represas: nivel máximo y mínimo de cada represa y cuál es el nivel del agua entrante. “Se empieza a ver que los niveles están muy cerquita del mínimo e incluso debajo”, relata Sabrina.

Las represas liberan las compuertas porque necesitan una determinada cantidad para funcionar y eso hace que el agua del río no se pueda limpiar, cuenta Sabrina, agregando además que a partir de ello, el río está lleno de algas que se llaman “Didymo». “No son autóctonas, vinieron con los barcos y botes pesqueros y se han quedado en nuestros ríos. Estas algas envuelven toda la superficie del río matando los insectos porque no tiene la cantidad de luz que necesitan, por ende se modifica el PH del agua lo que hace que las plantas de alrededor también mueran”.

A esta situación se le suma un actor clave: Las petroleras. Según los registros de la subsecretaría de Recursos Hídricos, del río Limay las industrias radicadas en la provincia del Neuquén captan hasta el 0,3% del caudal, el 0,5% se capta para consumo humano y para riego el 1%. En tanto que en el caso del río Neuquén, el 2,1% se toma para consumo humano, el 4-5% lo captan las industrias y para riego se capta el 55,7%; del cual la gran mayoría -más del 80%- corresponde al Sistema del Alto Valle de Río Negro.

El bajo porcentaje del uso por parte de la industria hizo que salieron a responderles varias organizaciones: “Un pozo petrolero puede consumir entre 30 y 90 millones de litros de agua para mantenerse funcionando. Para tener una idea esto equivale a si todo Neuquén deja las canillas abiertas durante dos días y medio”, sostiene Sabrina haciendo alusión a lo indicado por el Observatorio Petrolero Sur (Ver más).

Este ejemplo no es casual, ya que una de las recomendaciones que del Ministerio de Salud de la provincia del Neuquén, a través del Departamento de Salud Ambiental, para el cuidado del agua fue decirle a los ciudadanos que cierren las canillas y que las duchas no duren más de 5 minutos. Situación que recuerda la frase del ex presidente, que pedía que estemos abrigades en casa para cuidar el gas. No se pone en duda que los cuidados tienen que ser colectivos, pero, tal como dice Sabrina, mientras mensajes así circulaban en los medios las petroleras siguen funcionando sin parar.

En cuanto a distribución de la energía, Sabrina explica que si bien en la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (CAMMESA) no figuran muchos datos o estadísticas de qué sucede, sí hay un mapa que muestra la distribución de las potencias instaladas, que es donde es que se consume más energía. “Los grandes focos de potencias, se concentran en dos lugares: Buenos Aires y Vaca Muerta”, demostrando la situación preocupante que se vive teniendo en cuenta además que la fractura hidráulica, como técnica extrema de extracción de hidrocarburos, requiere millones de litros de agua por pozo.

“Sabemos que ahí están los pozos petroleros porque convivimos con ellos pero no existe información oficial de cuánto utiliza cada pozo”, denuncia Sabrina, haciendo hincapié en que el acceso a la información es un derecho de la ciudadanía: “Tiene que ser información pública porque funciona con fondos públicos”.

Ante todo la organización

Diversas organizaciones del campo popular se están organizando para saber, a dos años de la declaración de la emergencia hídrica, qué medidas se están tomando tanto del gobierno provincial como de la ciudad. Si bien, como cuenta Sabrina, se han realizados dragados en las zonas más vistosas de la ciudad, “eso es seguir maquillando la situación, porque si uno ve los informes de la AIC, se ve que los valores de los vertidos están por debajo de los necesarios y si no hay vertidos, no hay caudal y por ende no hay río”.

Además de exigir información pública y acciones concretas desde la APCA remarcan que la transición energética es necesaria de manera urgente. “Pero consideramos que se tiene que dar un debate serio, porque se habla de este concepto haciendo alusión a lo que pasa en Europa, donde hay un gran proceso de descarbonización. Sin embargo ese litio que utilizan se extrae del norte del país, donde nuestres hermanes se están quedando sin agua”.

Cuando hablamos de transición energética, continúa Sabrina “nosotras como asamblea pensamos que tiene que ser un debate serio, con toda la información a disposición, sin ‘zonas de sacrificio’ y también que tiene que ser una transición no sólo pensada para las personas sino también para todas las vidas que conviven con nosotres, para los animales y los vegetales”.

La situación preocupa, alarma y se replica en diversas zonas de nuestro país como se pudo observar por ejemplo, con la bajante del río Paraná. La transformación y el cuidado del territorio es una lucha que viene hace un tiempo y hoy se hace escuchar fuerte como la corriente de ese río que nos vio crecer.