Johnny Depp la víctima ideal, Amber Heard, la victimaria que los varones estaban esperando. ¿Quiénes son, qué sabemos de elles, por qué se convirtieron en ejemplo? Sabemos que son dos actores muy famosxs, que Johnny Depp recibió denuncias por parte de la que era su esposa por violencia de género, y que luego él la denunció a ella.

¿Por qué se convirtieron en ejemplo? Él querido, reconocido, adorado, chistoso, “gran actor”, que atravesaba un matrimonio lleno de violencia, mentiras, etc. ¿y en qué derivó esta historia? Ambxs con denuncias cruzadas y un televisivo juicio, en las que ella a la hora de atestiguar no pudo probar la mayoría de las cosas por las que había acusado al actor.

Ahora bien, acusar y denunciar una situación, vamos a decir, inventada, está mucho más que mal, pero esa no es la cuestión acá. ¿Qué sucede con quienes estaban ansiosos por una denuncia falsa? Y finalmente pasó lo que muchos estaban esperando: Johnny Depp se convirtió en el nuevo “¿y si este caso es como el de Johnny Depp y es mentira?” Esta resolución del juicio les cayó como anillo al dedo a los que tenían ganas de tener un ejemplo ideal para justificar su duda, negar la violencia de género sistemática y salvar al varón de turno.

Varón de turno como es ahora el caso de Sebastián Villa, el jugador de Boca Juniors que fue dos veces denunciado por violencia, violación e intento de femicidio. ¿Qué hacen los que estaban esperando agazapados al Johnny Depp de sus vidas? Salen a decir “ya van a ver cuando Villa sea el nuevo Johnny Depp o el nuevo Darthes”; cómo si Darthes fuera una “víctima del feminismo”, pero, como dijimos antes, ahora tienen un ejemplo ideal.

Todo esto sin querer culpar o justificar a Amber Heard (la actriz involucrada). Pero una denuncia falsa no le quita validez a lo que denuncien otras mujeres. Pero, lamentablemente un caso tan resonante arma el escenario perfecto para que, una vez más, se ponga en duda nuestra palabra. No quiero decir con esto que antes nos creían, pero queda claro que cualquier excusa les sirve para seguir demostrando que nuestra palabra vale un carajo y que lo único que muchos están deseando es volver a violar y violentar sin tener ningún tipo de problema o denuncia. Otra vez el mecanismo de la desconfianza como motor, como pie de guerra para sostener que los violentos son las víctimas, por más buenos actores, excelentes futbolistas o lo que sea que sean.

Con esto no quiero decir que denunciar no sirve para nada ni que hay que bajar los brazos, pero sí que la lucha por alzar nuestra voz, nuestras demandas, ejercer nuestro respeto de no ser violentadas, sigue. Sabemos que no vamos a parar de organizarnos y que los que no están de acuerdo se van a agarrar de cualquier cosa que surja para dudar de nosotras y hacernos volver a las sombras, pero hay algo que aprendimos en este camino, y es que no vamos a retroceder nunca y que:

-callarnos jamás-

Ilustración: @cheiliis