Fue en el encuentro que me encontré

Econtrarnos siempre fue mucho más que viajar, mucho más que un taller, o que una marcha que recorre una ciudad desconocida. Encontrarnos siempre fue mucho más que los grafitis, los stencil y la pintura en la cara. Encontrarnos siempre fue mucho más que la bolsa de dormir, la comida, el vino y la escuela. Encontrarnos siempre fue mucho más que el colectivo, la fiesta de cierre y las bandas de música.

Encontrarnos fue una forma nueva de ser, fue una forma de construir de manera colectiva lo que cada unx no estaba pudiendo construir en soledad, encontrarnos también fue siempre sanar colectivamente todo eso que no estábamos pudiendo sanar en soledad, encontrarnos nos hizo traspasar nuestras múltiples individualidades para reconfigurarnos y sabernos parte de un todo que tiene la fuerza de mil luchas, mil dolores y millones de esperanzas.

Los encuentros nacionales de mujeres devenidos gracias a la lucha en encuentros plurinacionales de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries y transmasculinades nos hicieron también asumir nuestra responsabilidad política dentro de los movimientos populares, hicieron que nuestro feminismo vaya recopilando saberes de múltiples lugares de nuestro territorio, de hecho nos hicimos parte del movimiento popular feminista desde el abya yala hasta kurdistán.

Muches crecimos encuentreras, yo, por ejemplo pasé mi cumpleaños de 21 en el encuentro de Rosario, con compañeras que conocía poco, pero que ya habían hecho todo lo posible para que yo esté en ese colectivo, en cada taller, tenga el mapa, el pañuelo del aborto, las comidas y la bolsa de dormir.

A las primeras encuentreras, primero gracias, todo está guardado en las miles de memorias que hemos tomado escritas y con la mente, con el paso de saberes de generación en generación. A las que estuvimos en el diluvio platense, espero que hayan podido secar sus zapatillas de una buena vez, con las que no nos vemos hace dos años tenemos una cuenta pendiente que se está por resolver, que pronto vamos a poder saldar, con miles de abrazos nuevos, discusiones, peleas, micrófonos, talleres, debates álgidos como los que presenciamos todos los años y llantos colectivos que te renuevan el espíritu y las ganas de luchar.

Del encuentro venimos y al encuentro vamos, porque la construcción colectiva nos hace lo que somos y nos ayuda a formar lo que queremos ser, con los feminismos que tanta lucha tenemos por delante, que por fin tuvimos el aborto legal para ver que una vez si nos puede tocar festejar. Por eso es tiempo de volver a organizar las filas y como dijo Isabel Parra que “sin haberlo imaginado, cariño mío, te encuentro.

-Ir y venir luchando por las cosas más queridas-”

Ilustra Sheila Clidas