Cada 24 de marzo se repite esa idea de algunos sectores, de lo innecesario de la marcha, de por qué llenar las calles, de cuál es el motivo de hablar de algo que pasó hace 46 años. Si, 46 años. Pero como dice el refrán, un pueblo sin memoria, está condenado a repetir la historia. Por eso, marchar, recordar, intervenir, discutir, abrazar a las madres y abuelas de la plaza de mayo este 24, es un ejercicio de memoria activa para señalar las profundas transformaciones que impuso una dictadura a través de un golpe militar-civico-eclesiastico-empresarial. Transformaciones que perduran en la Argentina y configuran el presente y que resultan en las crisis económicas que transitamos desde la recuperación de la democracia. Es un ejercicio de memoria activa porque aún no se hizo justicia y porque gracias a las abuelas y madres recuperamos la identidad de 130 hijxs y nietxs apropiadxs, pero sabemos que aún faltan más y lxs estamos esperando para también abrazarlxs. Dijimos Nunca Más y no es solo una consigna, es la causa misma de que llenemos calles.