Julio Garro va por su tercer mandato en la ciudad de las diagonales. A pesar de 8 años de gestión, La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, continúa siendo un distrito con déficits en varios planos y al parecer el intendente no ofrece respuestas, ¿Garro gestiona para todes?
En la antesala de las elecciones, que tienen al actual intendente en la búsqueda de su segunda reelección, es fundamental revisar qué se hizo durante estos ocho años en materia de género, cultura, territorio y derechos humanos para evaluar a dónde se orientó la gestión de Garro.
Pensar en género en la ciudad
En materia de género y diversidad no han existido grandes avances por parte de Julio Garro. La violencia de género es un emergente preocupante de la ciudad: según el informe “Femicidios y Procesos Penales de Violencia Familiar y de Género”, elaborado por el Ministerio Público Fiscal bonaerense, la ciudad de La Plata se encuentra dentro de los primeros lugares del ranking en cantidad de denuncias y femicidios. Frente a esta problemática, son las organizaciones feministas de la ciudad las que reclaman enérgicamente por mayor presupuesto para asistir a las personas que sufren las violencias.
Por otro lado, en lo que respecta a políticas de diversidad, el municipio solo responde con proyectos punitivistas. A pesar de la sanción de la Ley Diana Sacayan (o Ley de Cupo Laboral Travesti) en diciembre de 2015, que obliga al sector público provincial y a las municipalidades a otorgar al menos el 1% de los cargos públicos para personas travestis, transexuales y transgénero, el municipio no ha adherido a la misma y tampoco generó ninguna política de inclusión laboral, sino más bien la criminaliza a la comunidad trans. Recientemente, pese a la falta de acceso a trabajos formales para la comunidad trans y la vulnerabilidad que esto genera, el municipio de La Plata ha decidido reubicar la zona roja platense hacia la avenida 122 entre 52 y 55, en el límite tripartito con Berisso y Ensenada.
¿Qué sucede con las políticas de derechos humanos en la ciudad de La Plata?
En materia de derechos humanos, la municipalidad solo ha mostrado grandes retrocesos. Frente a un contexto que exige una mayor presencia estatal, Garro ha optado por poner al Municipio como una herramienta para generar deslegitimar los reclamos populares.
Desde su asunción, Garro se enfocó en perseguir y estigmatizar a miles de trabajadores de la economía popular que trabajan en la vía pública, con especial énfasis a les migrantes pertenecientes a la comunidad senegalesa, incluso, su gobierno difundío un spot llamandolos parte de una mafia y de una red de trata de personas. Por si fuera poco, también desde el Municipio se denunció a un integrante del Colectivo de abogades populares La Ciega, que defendía a la comunidad.
En lo que respecta a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, Garro se encargó de mostrar todo su negacionismo. Durante su gestión, se retiraron de varias veredas a las Baldosas Blancas de la Memoria, que recuerdan a detenides–desaparecides y asesinades por la última dictadura cívico, eclesiástica, militar y empresarial. Por si fuera poco, desde el Municipio se homenajeó y se colocaron placas conmemorativas en la la Plaza Malvinas (19 y 53) donde figuran los nombres de dos oficiales que actuaron en la guerra de Malvinas y que están acusados de torturar y abusar de sus subordinados en distintas instancias durante su estadía en el ejército y en las propias Malvinas.
¿Qué pasó en las calles de La Plata durante estos ocho años de gobierno?
El nuevo Código Contravencional de Garro, sancionado en 2021, tiene varios puntos polémicos para pensar la democratización de la ciudad. En cuanto a la economía, busca criminalizar la actividad en las calles imponiendo multas a la comercialización de alimentos por parte de personas que no tienen otra opción.
Además, este código tiene por objetivo implementar multas para las protestas y sanciones para espectáculos callejeros, dañando así a la cultura popular. Y en lo que respecta a las políticas orientadas a solucionar los problemas de les pequeñes productores del cordón flori fruti hortícola, estas también fueron de escasas a nulas. Quienes producen los alimentos que consumimos tuvieron que enfrentar tanto la pandemia como la sequía de este año, más los (cada vez más frecuentes) fuertes temporales sin ningún tipo de políticas específicas para protegerlos.
Por último, queda claro que con la asunción de Garro la venta ambulante también fue un punto de inflexión. Durante 2017, a la par de la gestión de María Eugenia Vidal en la gobernación de Buenos Aires, la Plaza San Martín (7 y 51) estuvo rodeada de policías con la intención de que les manteres no pudieran montarse sobre las veredas de la plaza, impidiendo su total uso para todes. Los espacios públicos aparecieron blindados de policías de negro, que no dejan que las personas puedan desarrollar libremente su actividad.
¿Cómo fue la gestión cultural de Garro estos últimos años?
La pandemia afectó fuertemente en las actividades culturales de la ciudad y por ende, las fuentes laborales de muches trabajadores de la cultura. Cuando se empezaron a habilitar los comercios luego de la pandemia, les trabajadores de la cultura se declararon en estado de alerta y reclamaron que el gobierno municipal habilitara también los espacios culturales para poder funcionar legalmente.
“Hay una doble vara, porque hay muchos lugares comerciales que se ve a simple vista su actividad, sin embargo los espacios autogestivos sufrimos este hostigamiento”, declaró en aquel entonces, una muralista que integra el centro cultural Awkaché, al medio Pulso Noticias. Y a esta alarmante situación, se le sumó la continua clausura a espacios culturales.
Por último, en el marco de las decisiones del municipio en relación a las expresiones culturales, dentro el Código de Convivencia se categoriza como delito a las expresiones artísticas y culturales como pintadas y murales siendo sancionados con “multa de 100 a 1500 módulos y/o arresto de hasta 15 días”.
Garro: un intendente que gestiona para pocxs
Repasar la gestión de Garro y los resultados más que negativos en materia de género, derechos humanos, territorio y cultura es una muestra más de una gestión que se enfocó en gobernar para unes pocxs. Durante estos ocho años, Garro se concentró en la autorización de negocios privados, en continuar la construcción irrestricta e irresponsable de edificios (pero sin atender la demandas por el acceso a la vivienda), en priorizar el avance de los negocios inmobiliarios sobre la zona florihorticola, en la criminalización de actividades culturales y económicas en la vía pública y en la puesta de mucho maquillaje urbano (principalmente, la colocación de luces LED).
Todo esto solo demuestra cómo se afianzó desde el Municipio la construcción de una ciudad cada vez más desigual durante estos años, y al parecer, las nuevas promesas de Garro no indican un cambio de dirección, sino todo lo contrario.