El otro día le dije una frase a una amiga que me quedó resonando y no me la pude sacar de la cabeza. No me pude sacar porque creo que también me la dije a mí, porque sé lo que me costó llegar acá, “hay que empezar a encontrar la belleza en lo que no es armónico”, y es un desafío, pero es, en parte, lo que nos toca para no cagarle la cabeza a las que vienen atrás.

Ya he escrito muchas cosas sobre el cuerpo. Sobre los que están en la tele y en las redes, sobre los que nos cruzamos en la calle, sobre el cuerpo propio, incluso sobre el ajeno ¿qué seguimos haciendo mal? “Vos te aceptás”, “que bueno que te aceptás como sos”, “cuando te aceptás, los otros te aceptan”, si yo fuera otra, con otro cuerpo, ¿alguien se atrevería a decir que me tengo que aceptar en mi propio fracaso o es que cuando sos socialmente perfecta el logro ya te viene dado?.

Aceptar las imperfecciones parte de la premisa que hoy quiero discutir, pero, ¿qué son las imperfecciones? Las imperfecciones son logros estéticos sociales que no llegamos a cumplir porque hoy no está de moda un cuerpo como el nuestro. Y es tan pero tan difícil estar constantemente pendiente de lo que el mundo espera de nosotrxs, que hasta me parece aburrido que la belleza solo venga en el formato armónico que el mainstream propone.

En general no me gustan los discursos del amor propio, porque sin lo colectivo sabemos que no existe transformación alguna, pero hace días que vengo leyendo en varios lugares la pregunta de “¿porqué te decís a vos misma lo que nunca le dirías a una amiga?”. ¿Vos le dirías a tu amiga que esa persona que le gusta nunca le va a dar bola porque ella es horrible y no se lo merece? ¿O la mirarías y le dirías que no se puede poner esa ropa porque las gordas no usan eso? ¿Le dirías que jamás nadie la va a querer porque tiene estrías o una cicatriz? ¿Cómo es posible que atentemos con semejante bajeza sobre nuestro propio cuerpo?

Sin dudas nos han educado para odiarnos, para detestar cada parte de esto que somos, un cuerpo con muchas miradas de asco encima. Pero, con este cierre, quiero proponer algo que no es nuevo, y que quizás sirve para, como dije antes, habitar lo inarmónico como una forma de belleza: mirate una vez con el amor que te miraría una amiga, y, además, buscá amigas que te miren con amor. Aclarar esto puede parecer una pavada aclarar, pero los cuerpos existen, habitan, y, por eso, mi deseo es que puedan entender que los cuerpos no se aceptan:

-los cuerpos son-