Me recuerdo en el aula, sentada en el banco, me recuerdo atenta a la profe con unos papelitos en la mano. La recuerdo repartiéndolos y pidiendo que respondiéramos por sí o por no, que no era un examen y era algo anónimo e individual. Agarré el papel, lo di vuelta, y leí en voz baja “¿Sabés qué es la trata?”. Miré alrededor a ver qué ponía el resto, pensé un rato y con la lapicera que tenía a mano escribí: “No”.

Unos días después, volví a escuchar la palabra. Sonó el timbre anunciado lo esperado por todxs: el recreo. Salimos casi corriendo como siempre pero nos encontramos con algunos sonidos que no eran “los de siempre”. Eran voces de mujeres:

“Secuestros, clandestinidad, engaño, amenazas, malos tratos, terror, explotación, son algunas de las características que reinan en el “mundo de la trata”

“Un mundo al revés: en lugar de investigar a quienes cometieron el delito, se investiga a la víctima: sus conductas, amistades, su vida y prácticas sexuales”

“La trata existe desde 1930, el primer caso fue denunciado por la polaca Raquel Liberman”

A esto le siguieron distintas actividades y un debate con familiares, amigxs de víctimas de trata y organizaciones feministas. Entre ellas, Sin Cautivas, las amigas de Florencia Pennacchi.  Florencia nacida en Neuquén, se había ido a estudiar Ciencias Económicas a Buenos Aires y vivía con su hermano. El 16 de marzo de 2005, fue a comprar cigarrillos y bajó a recibir un pedido y nunca más volvió. La desaparecieron. Quince años después, la memoria sigue viva de la mano de sus familiares y amigxs que siguen buscando respuestas y justicia.

Rápidamente, con miedo, pensé en mis amigas, mi hermana e incluso en mí. Y después miré al frente a esas personas sentadas y pensé en sus hermanas, amigas, hijas. Nos pensé a todas. Con rabia y con miedo. Hoy, mucho tiempo después, lo que veo es el primer acercamiento a eso que después marcó mi camino, el feminismo. Incluso lo recuerdo como el primer y único acercamiento a la ESI, siendo mi escuela pública y en una provincia con mucha lucha.

Cuando volví a mi casa, lo charlé con mi vieja porque no podía entender lo aberrante, lo horrible, lo triste, lo injusto. Fue el primer pantallazo a ese lugar en donde el patriarcado y el capitalismo se entremezclan perfectamente. Pero también pensé en la fuerza y la potencia de esas amigas que se juntaron para luchar:

-por Florencia Pennacchi y por todas-

Ilustración: @Cheliis